(ROJO 37) EL CANAL.


silk_road caravan…Desperté junto a los restos consumidos de la hoguera que me había protegido de los peligros de la noche. Mi cabra mordisqueaba hierba de aquí y de allá plácidamente, yo también  tenía hambre, así que introduje una porción de carne seca en la boca y me dirigí a la cresta de un montículo  mientras  se reblandecía lo  que estaba siendo mi desayuno. Debía elegir la ruta del día, que iba a seguir y hacerlo desde un puesto elevado me facilitaría la elección. A pesar del intenso frió del amanecer, una sensación de calor inundo mi cuerpo, en el horizonte podía distinguir un gran número de personas, después de meses sin ver a un ser humano doy testimonio que es una experiencia que reconforta. Un grupo heterogéneo de gente y animales  se preparaba para continuar su camino. Si me apresuraba tendría compañía antes que Isik (Sol) expulsase a Ay (Luna). Iba ligero de equipaje y no tarde mucho en recoger mis pertenencias en la piel que por la noche me servía de abrigo.   Deje mi arrayán fuera del hatillo pues pensé que  la llamada matinal  serviría para  anunciar mi presencia.

Pude comprobar que  El sonido llego perfectamente a los oídos de  varios los hombres que escrutaban el horizonte en busca de su origen. No obtuve respuesta o más bien no tuve paciencia para esperarla. Imprudentemente empecé a descender a buen ritmo por la ladera dejándome  ver  en mi  aproximación hacia el grupo de desconocidos.

-Se acerca alguien – comento uno de los desconocidos al pequeño grupo de personas que se estaba reuniendo

-Es un pequeño pastor con una cabra..

– Corre como si le persiguiera un oso

-¡Tened cuidado! por su indumentaria parece uno de esos salvajes de las montañas del norte. Comento otro en tono sarcástico

-Se cuenta que se comen entre ellos-. El comentario provoco las carcajadas del grupo.

Mientras me aproximaba, el número de personas que me observaba se hacía más grande Un hombre se adelantó unos pasos del resto y alzo la voz para dirigirse a mí.

-¿Quién eres joven viajero?

La lengua en la que se expresaban esas personas no era la misma que la que usábamos en mi clan; aun así se asemejaba lo suficiente para entenderme con ellos, Decidí utilizar palabras que aprendí de Padre.

– Traigo la paz.  Soy Rojo Hijo de Asus del clan del bosque vengo de las montañas blancas. Hace muchas lunas que sigo la luz de Isik. Me dirijo a la “Gran Colina-” Escuche con claridad unas risas contenidas  pero era demasiado joven para tomarme a mal lo que a un adulto le hubiese parecido una falta de respeto. Por el contrario el hombre al que me dirigía parecía que se tomaba mis palabras más en serio.

-Mi nombre es Ibíd y soy un jefe de canal.  Hasta hace pocos días mi sombra siempre me ha precedido. Venimos de caminos opuestos, y Compartimos destino. Reconozco que entre las muchas sensaciones que sentía en ese momento el miedo era una de ellas. Era la primera vez que utilizaba el protocolo de presentación ante un extraño y deseaba hacerlo bien. No se trataba de que de hacerlo mal pudiese provocar más risas entre esos hombres, sino de que si mi presencia o mis palabras provocaban algún recelo nada impedía que esa gente acabase con mi vida sin más contemplaciones. Desate mi piel y la extendí en el suelo.

-No tengo grandes presentes para ofreceros. Estas son mis pertenencias-. El jefe de la caravana  comprobó de un vistazo que no llevaba ningún objeto que pudiese considerarse peligroso.  Eso, añadido al hecho de que, por mi escasa edad no era un peligro para ningún adulto, alejo todos los recelos del grupo hacia mi persona.

-Haríamos un buen asado con un animal así….-.  Mi rostro me traiciono al expresar sin posibilidad de error que la proposición de Ibíd no era de mi agrado.

….pero dudo que eso ayude a que nuestro nuevo amigo considere sinceros nuestros deseos de paz.  No necesitas ofrecer ningún presente, este territorio no pertenece a ningún clan. Me sentiré alagado con que aceptes nuestra protección y decidas acompañarnos. Quedan aún muchos días de viaje y un hombre como tu seguro que nos será de ayuda.

No entendí el sentido de algunas de las palabras del jefe Ibíd pero  supe que estaba siendo invitado viajar junto a esa gente. Había muchos animales semejantes al mío pero que un niño hubiese conseguido algo tan complejo como ganarse la confianza de un animal salvaje, parecía haber despertado en Ibíd una mezcla de respeto y curiosidad hacia mí.

– Eres un joven misterioso que además conoce la lengua de los hombres de la gran colina… Si lo deseas puedes unirte al grupo. ¿Tienes hambre?

-Siempre.

-Pues entonces seguro que esto te va a gustar.  Uza  dale a  este joven un poco de tu pan dulce. La mujer rebusco entre unos bultos y me ofreció  una galleta hecha de cereales frutos secos y miel. El obsequio me encanto  hasta el punto de hacerme  perder cualquier recelo que tuviese hacia los que acababa de decidir iban a ser mis compañeros de viaje.

-Si te parece bien pondremos a tu cabra junto a las nuestras estando todas juntas es más fácil cuidarlas-. Dijo Ibid señalando un grupo de unas veinte de cabras.

-Preferiría quedarme con ella.

– Créeme, por muy bien que este contigo, con sus iguales también estará bien. A partir de hoy ayudaras a mi sobrino Hiyad  a cuidar del rebaño y le enseñaras el idioma de la gran colina.

Una vez la caravana estuvo preparada emprendió su camino sin más protocolos.

Un joven  unos dos años mayor que yo se presentó.

-Hola bienvenido soy Hiyad sobrino del Jefe Ibíd. Ven conmigo, te mostrare cual va a ser el lugar que debes ocupar mientras estes en el canal . Hiyad  reparo de inmediato que en que un pie llevaba una bota de excelente factura mientras que en el otro, un tosco trozo de cuero envuelto en pieles apenas cumplía su función.

-Tengo unas botas que quería cambiar en alguna plaza; no son muy gruesas pero  te servirán. Nos quedan dos días  para salir de las montañas, el camino entonces, se hará más fácil.

Hillad me comentó que la mayoría de asentamientos se situaban  junto a los ríos y lagos para poder aprovechar los recursos de caza recolección y pesca. El canal se desplazaba de Este a Oeste y a la inversa. No se acercaba a las poblaciones era la gente la que se desplazaba a los lugares de paso de lo que podía decirse era un rio humano en el que los viajeros entraban y salían

Me siento incapaz de reducir a unas pocas palabras todo lo que me le llego a suceder las sensaciones que viví y como tuve que asimilar y adaptarme a un nuevo mundo en apenas unas pocas horas. Llegada la noche, reunidos en un fuego, Hiyad me dejo en préstamo algunas prendas que me serian de utilidad.

¿Cómo has conseguido que esa Cabra te siga?

-La encontré junto a su madre herida. Los dos nos alimentamos de su leche. Nos hemos acostumbrado el uno al otro.

-Vosotros también tenéis cabras y te siguen ¿Por qué te sorprende que Cabra  camine conmigo?

-Porque tu animal es salvaje.  Los nuestros han nacido en el canal al igual que sus padres y los padres de sus padres compartimos espíritus.  Aun así en ocasiones nacen algún animal nace con un espíritu salvaje tan fuerte que los espíritus del canal no consiguen vencer

-Que ocurre entonces-? pregunte a Hillad

-Si da problemas es sacrificado, eso… si no se escapa antes.

-¿Que transportáis en  la caravana?

-Sal, semillas, pieles y Notables

¿Notables?

-Así son llamadas las personas que han nacido en el clan de la gran colina.

Mire a mi alrededor y observe que aunque todos vestían con pieles de mejor o peor factura algunos lucían prendas que no eran de piel sino elaboradas con unas fibras de apariencia más ligera pero resistente.  Señale a un hombre que se estaba cubriendo el cuello y parte de la boca con una larga tira de esas fibras.

-¿Es un Notable?

-Si. Exclamo Hiyad a la vez que asentía con la cabeza la expresión de su rostro me hizo sonreír y los dos acabamos riendo sin tener muy claro de que nos reíamos  uno y  otro.

Acabamos bailando junto a los mayores tocando palmas y cantando mientras las hogueras se iban reduciendo.

DSC_0126Antes de taparme con mi piel, observe el buen número de hogueras separadas entre ellas por unos centenares de pasos, que circundaban la hoguera principal. Mi  último pensamiento antes de quedarme dormido fue para  padre y en todas las cosas que  no pudo acabar de explicarme.

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