La generación de residuos forma parte de la naturaleza de nuestra especie
En los inicios de la civilización humana, el “usar y tirar” No debía estar muy bien visto. Mientras conservaban sus cualidades, los materiales se aprovechaban y reutilizaban, debido principalmente a la escasez de muchos de ellos.
La última etapa en el ciclo de vida de un objeto es el abandono o eliminación. A esta situación se llega cuando el artefacto deja de cumplir el cometido para el que fue fabricado.
El reciclaje va ligado muy a menudo a tres términos: reducir, reemplazar y reutilizar.
Reducir significa utilizar menos. Si algo se emplea con menos frecuencia, disminuye su demanda y, en consecuencia, también su producción.
Reemplazar La producción de herramientas prendas de vestir o materiales de construcción está condicionada a la disponibilidad de recursos del entorno. La disponibilidad de caza favorecería la manufactura de la piel, mientras que un entorno costero más orientado a la pesca, haría del uso las fibras vegetales (lino, algodón…) una opción viable.
Reutilizar, como su propio nombre indica, consiste en evitar utilizar algo una sola vez. Según este principio, lo mejor es volver a usar un objeto tantas ocasiones como sea posible.
Pensemos en un reducido grupo de viajeros del neolítico. Durante la jornada mientras avanzan a buen ritmo encuentran una buena vara, hiervas que en infusión son capaces de aliviar un dolor de muelas, también tienen la suerte de cazar una cabra… A lo que voy. Cargan con todo lo que les pueda ser de utilidad y siempre en función de sus posibilidades hasta que llegan al refugio en el que pasaran la noche. La magia consiste en que al llegar ya tienen “la mesa puesta” disponen de leña seca comida en forma de frutos secos incluso ropa de abrigo. La explicación es sencilla sí aplicamos el código de “coge lo que necesites, deja lo que no vas a poder cargar en el viaje” y al salir deja el refugio preparado para el que venga después. Del mismo modo especular con la existencia de lugares en los que depositar los residuos para poder recuperarlos más adelante para otros proyectos no creo que sea algo descabellado.

Pasando al reciclado estructuras y recintos: Es de sentido común utilizar los materiales que se tienen a mano. Cuando una iglesia se hundía se construía otra con las piedras de la antigua. Nadie buscaba una cantera si en la zona ya existían sillares “abandonados” listos para ser usados. Solo han permanecido en su ubicación ¿original? aquellas piedras, labradas por civilizaciones anteriores, que resultaron ser demasiado grandes por lo que más que respetadas fueron desechadas por una simple cuestión de rentabilidad.
La reutilización incorpora en realidad un amplio espectro de actividades y realidades que va desde la completa reutilización o conversión de un edificio para dotarle de otro uso, pasando por el desmonte de materiales y/o elementos para ser empleados como tales en otras construcciones incluso la pulverización de esculturas antiguas para la producción de cal.
El reciclado de estructuras a lo largo de los siglos ha requerido una tecnología equivalente y en ocasiones superior a la de los constructores. Así pues la reutilización no es reflejo ni de la ausencia de artesanos ni de habilidades, pero sí puede serlo de la carencia (a veces extrema) de ciertos materiales y herramientas.