GÉNESIS.


Hubo un tiempo, que no fue tiempo, un lugar, que no fue lugar, y un algo, que no lo fue algo, pues era nada. Allí comenzó una historia, la de un tiempo que no cuenta y la de otro que evoluciona. Pero en el primer momento, surgió lo que sí era y lo que sería.

Los humanos hemos denominado a lo que nos es desconocido bajo muchos apelativos, Dios, Caos, Fuerza Suprema, Gran Creador, Ondas Intangibles, Big-Bang, Cosmos, Infinito… ¡cuentos por y para humanos!, eso únicamente nos vale a nosotros, y sólo en determinados casos.  Como lo inexplicable, por definición, no puede explicársele a la mente humana, seguiremos como podamos…

Nacieron así, sin saber de dónde ni por qué, el tiempo y el espacio, y la materia, y el Universo, y los principios o leyes por los que éste parece regirse.

Y ese tiempo absoluto, siguió su curso, de él apareció un lugar que nosotros denominamos galaxia, o Vía Láctea, tan blanca y resplandeciente que nuestros abuelos lo creyeron leche derramada de los pechos de una diosa.

Con el paso ya habitual del tiempo nació Gea (nuestra madre la Tierra), y así fue también que ésta recibió el impacto de Tea, que la fecundó y dio origen a Selene el satélite que hoy la acompaña, (la Luna).

Paso más y más de ese tiempo que a nuestros ojos se nos antoja eterno, se gestó lo que entendemos hoy como “vida”. Pasaron millones y millones de unidades de tiempo “de las grandes” hasta que La Tierra se pobló de organismos complejos en constante evolución.

Desde entonces, un sinfín de formas “vivas” íntimamente interrelacionadas, un derroche de imaginación de la Naturaleza, se desparramó a lo largo del tiempo y el espacio terrestre, permitiendo que un tipo de vida sobreviviera a otra o hasta facilitara su existencia, en un muy particular juego del ser o no ser. Se sucedieron así las Eras, y dentro de ellas, los Períodos, y en ellos, las Épocas, que hemos acotado y dado nombre, y todas fueron pobladas por habitantes a los que denominaríamos “especies”, cada una de ellas dispuso de  “su momento” y es que  en La Tierra todo empieza y todo acaba, para dejar paso a lo que vuelve a empezar y vuelve a acabar, en ese mencionado proceso de evolución constante que aún no alcanzamos a dar sentido, y fue de ese modo que desaparecieron unos para dejar paso a otros, dejaron de ser una cosa  para ser otra.

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