30.000 A.C.: Los conocimientos más escondidos de la sociedad eran transmitidos únicamente de forma oral. Sin esos conocimientos cualquier escrito resultaba intencionalmente confuso para aquellos que no alcanzaban el grado de iniciación requerido. El conocimiento no puede ser entregado como si se tratase de algo material. Ha de conseguirse disfrutando del hecho de conseguirlo por uno mismo. Aquellos que disponían de un grado de iniciación mayor conseguían superarse mediante el análisis de todas las dudas y conclusiones a las que llegaban aquellos iniciados que pertenecen a un nivel inferior y que eran designados como «protegidos». El conocimiento mal entendido solo causa confusión de ahí que cualquier iniciado que transmitiere conocimientos prohibidos era condenado a muerte. En este caso se trataría de coaccionar mediante al miedo a la muerte social en vez de la ejecución física.