El buen maestro defiende a sus alumnos contra su propia influencia personal.
Como todos los Domingos era día del reparto del correo semanal los niños jugaban y alborotaban en el patio interior del edificio que alojaba las impecables instalaciones que debían favorecer la educación de un reducido y selecto grupo de escolares.
Los niños estaban expectantes y Huber Ingelheim no era una excepción. Por fin un hombre joven se acercó con una veintena de cartas haciendo un amago como si quisiera detener un tren que se le viniese encima.
—Señores aquí está vuestro correo.
Huber fue de los primeros en conseguir su correo y sin perder un momento salio corriendo con destino a su habitación mientras abría su carta.
Barcelona 19 04 2007
Querido Huber. Espero que hayas disfrutado de tus vacaciones de invierno. Me comentan tus tutores, que tus estudios en el Collage Elementaire de la Villette son satisfactorios cosa que me satisface, valga la redundancia.
Me comentas que no entiendes algunas de las explicaciones de tu profesor de geografía económica. Espero que estas notas entren permanentemente en tu cabeza de 9 años.
La dificultad de reducir la población mundial a un nivel manejable, implica la creación de estrategias de control de grupos. Esto consiste en romper la fortaleza psicológica del individuo para crearle valores positivos como el trabajo en equipo en la educación y en el ámbito laboral. Es así como la gente renuncia a sus propias ideas para aceptar la que propone el grupo. El propósito de la geografía económica es adecuar las necesidades de los pueblos del mundo de forma que la vida de las personas tenga un sentido para ellas mientras el conjunto colabora en construcción de las nuevas bases que necesitaran en el futuro.
El método para controlar las masas humanas en esencia es sencillo: el refuerzo positivo consiste en darle un premio a la gente cuando cumple las normas impuestas sin analizarlas ni cuestionarlas. Condicionamos a las personas para conseguir que se sientan “buenas y responsables”. Cuando a un “loco” se le ocurre encender un cigarrillo en un autobús o cualquier otro sitio prohibido, en seguida será observado como si se tratara de un leproso. Alguien se acercará para decirle educadamente que está prohibido fumar. Este es un ejemplo del control selectivo de hábitos ya que a nadie se le ocurrirá detener un vehículo y exigirle al conductor que apague el motor.
Otro método de control de conducta es conseguir que la gente obtenga algo que quiere a cambio de renunciar a otra cosa. Crear necesidades individuales y colectivas. Teniendo el control de la distribución y la capacidad para racionarlas harán lo que se les pida para satisfacerlas. En núcleos subdesarrollados funciona con excelentes resultados la oferta religiosa, las masas son controladas fácilmente y requieren un mantenimiento mínimo.
Los núcleos del ¡Primer Mundo! requieren una logística específica para cada sector. La respuesta a las motivaciones espirituales es insignificante ya que incluso el mas ferviente de los fieles antepone su bienestar en la tierra a su gloria eterna que sabe seguro que tendrá ganada. Promovemos la idea de que cualquier artículo que obtenga el ciudadano queda obsoleto rápidamente siendo necesaria la sustitución por un nuevo modelo si quiere tener el reconocimiento de sus vecinos. Esta fórmula es aplicable a todos los sectores de la población. El individuo para prosperar intenta aplicar las fórmulas que copia de los mecanismos de poder (del cual sólo conoce sus iconos o apariencia superficial). Sin conocer ni tener acceso a todos mecanismos que hacen que funcione un proyecto el resultado es el mismo que se obtiene al intentar calentar agua en una cocinita de juguete.
Mantener a la mayoría de la población en un estado continuo de ansiedad interior funciona porque la gente esta demasiado ocupada asegurando su propia supervivencia o luchando por ella para pedir a gritos una solución, así se consigue que acepten cualquier propuesta que se les ofrezca.
Las inversiones en investigación de nuevas estrategias para el control de la población y productos de consumo son altamente rentables ya que el beneficio que se obtiene de un trabajador del ¡Primer Mundo! es de 100 a 1.000 veces superior al de uno de un país subdesarrollado. No es mi intención abrumarte pero no puedo concluir y descuidar una de las herramientas más eficaces de control de la conducta de la sociedad.
Utilizamos “los medios” para controlar a la población. Recompensamos su trabajo en especias, por una fracción del beneficio que producen. Aun así el bienestar que obtienen les permite reflexionar y tener opinión sobre la gestión de su país o los problemas que tienen lugar al otro lado del mundo, cuestionando nuestras decisiones en el pasado incluso se llegaron a retrasar pequeños proyectos por culpa de movilizaciones ciudadanas.
PD: No dudes en consultarme tus dudas. Quien sabe, quizás en el futuro te intereses por la ingeniería social. Para mí es un orgullo ver como te preparas para ocupar tu puesto. Recuerda que tu padre, como componente destacado de la hermandad, ha delegado para que yo sea tu protector y como tal, satisfacer tus necesidades es prioritario, a cualquiera de mis obligaciones.
Isaac Sinlay Mathayaya
En el caso de más de 7 de cada 10 militares de alta gradación, sus padres han tenido recursos suficientes para mandarlos a colegios elitistas, y esa proporción es incluso mayor entre los jueces de máximo nivel. En el mundo del periodismo predominan los entornos ricos: Los periodistas estrella recibieron educación privada. Lo mismo ocurre con la política: la gran mayoría de miembros de los gobiernos “democráticos” fueron a colegios de pago a los que muy pocos de sus electores pueden aspirar a asistir.
Salvo que creas que ser privilegiado y tener talento es lo mismo. Las élites han fomentado que creamos que quienes están en lo más alto merecen estar ahí por su trabajo duro, su determinación y su inteligencia y que, de la misma manera, los de abajo están donde están porque son vagos e inútiles.
Es una racionalización conveniente de la desigualdad perpetuada por la imagen continuamente negativa que los medios han transmitido sobre quienes están en la pobreza y por la creencia de que lo que antes considerábamos problemas sociales no es más que fracasos individuales. Lo cierto es que los escalones más altos de la sociedad discriminan en función de la riqueza, no del talento.
Para quienes configuran las élites mundiales, este es un debate molesto que suele provocar una reacción a la defensiva. ¿Quién no quiere creer que ha alcanzado el éxito por su propia capacidad innata, su talento o su conducta? Es mejor conformarse con creer que la desigualdad es en realidad merecida.
La desigualdad no es nada personal, no es culpa de los individuos, sino del sistema en el que vivimos. Todos vemos el mundo a través de un prisma conformado por nuestras experiencias: nuestros padres, nuestras escuelas, nuestros amigos y nuestros compañeros y socios. Eso no hace imposible entender la vida de personas de entornos diferentes, pero claramente lo hace más difícil, especialmente si estás rodeado de personas con un origen similar.
Una vez que se tiene en cuenta los privilegios de disponer de un nivel socioeconómico amable, no hay mucha diferencia entre los resultados académicos de las escuelas públicas y los de las privadas. En otras palabras, a quienes vienen de entornos privilegiados suele irles tan bien en los centros públicos como en los privados.
Las élites no son mejores que el resto de la gente, solo tienen más suerte y les han tendido la mano mientras a otros les han cerrado puertas. Es un desperdicio de talento. Una vez la sociedad alcanza un nivel no se trata tanto de crecer como grupo/individuo, sino en impedir por todos los medios que el resto de individuos pueda alcanzar un grado aceptable de estabilidad.
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