En esta vida es necesario morir varias veces y después renacer, para cancelar una época e inaugurar otra.
Pipi abrió los ojos: todo estaba oscuro.
—¡NO VEO!… ¡LA LUZ!..—. Dijo en un gemido.
Estaba estirada en una cama, palpo la pared y reconoció el objeto que estaba tocando. Al presionarlo tras un breve carraspeo una luz encima del cabezal de su cama se encendió. Con sorpresa descubrió que estaba en la habitación de un hospital. Enseguida reconoció a su compañera de habitación que también había despertado y la estaba mirando.
Pilar y Pipi se abrazaron y empezaron a llorar. No estaban solas, junto a la puerta un anciano vestido con un camisón abierto por la espalda, las contemplaba con una expresión bondadosa, cuando capto su atención les dijo.
—El camino que eliges es siempre tu camino. El que lleva a Dios es recto y la mayoría de los hombres pasan su vida buscando senderos.
Mi corazón está abierto a todas las formas; es un prado para gacelas y un monasterio de monjes cristianos, un templo de ídolos, la Kaaba del peregrino, las royos de la Torá y el libro del Corán. La mía es la religión del amor.A donde quiera que sus caravanas vayan, la religión del Amor será mi religión y mi fe.
Hizo el saludo angélico de paz y se desvaneció
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